sábado, 25 de julio de 2015

LOS PUEBLOS NEGROS DE GUADALAJARA "DREAMING IN THE WIND"

Valverde de los Arroyos

GUADALAJARA es la única de las provincias Castellano-Manchega que solo es Castilla y nada La Mancha. Su orografía es distintas a sus hermanas de comunidad, desde la dulzura de los paisajes de la Alcarria a sus escarpadas montañas septentrionales y para muestra tres botones: Brihuega, el jardín de la AlcarriaLa Cueva Harzal de Olmedillas, a orillas del Mar de Tetis y La Sierra de Pela y Laguna de Somolinos.


LA ARQUITECTURA NEGRA es un tipo de construcción popular que emplea como elemento principal LA PIZARRA, tanto en muros como tejados y que se aplica a todo tipo de edificios: casa, iglesia, cobertizos, majadas, molinos, cercados… Esta técnica se utiliza tradicionalmente en las poblaciones de la Sierra de Ayllón, la Sierra del Ozejón y la Sierra de Alto del Rey.


Por ser más numerosos y singulares son más conocidos LOS PUEBLOS NEGROS que se encuentran en la vertiente oeste del PARQUE NATURAL DE LA SIERRA NORTE DE GUADALAJARA, linde con Segovia y Madrid, provincias donde también en este punto hay pedanías que utilizan esta técnica de construcción, cómo Montejo o Ayllón, pero el futuro las ha sonreído más, las infraestructuras, conservando en escasas ocasiones el conjunto.

Majaelrayo

Un lugar donde mi GPS dibuja caras en vez de coordenadas, pueblitos parados en el tiempo, sencillos y humildes, morenos ¡Luminosos y brillantes! Su excepcional patrimonio arquitectónico es el claro reflejo de la geología del territorio donde se asientan.


Casas levantadas con lo que mamá naturaleza nos da, pizarra, madera, barro y paja y que bien miradas podrían ser la estampa de un cuento. Casitas de chocolate en un entorno privilegiado, tocado por la varita de Gaia y donde en vez de Gansel y Gretel hallas un sinfín de animalitos, comunes, aunque bien podrían ser fantásticos por lo difícil que es verlos en libertad. Yéndome del tema, en la última incursión paramos en varias ocasiones porque se nos cruzaron ciervos y un zorrito, menos mal que las carreteras son más bien caminos poco asfaltados e íbamos a la velocidad que la prudencia permite.

Lagarto Ocelado

Pequeños núcleos úrbanos que afloran en los valles en la Edad Media rodeados de abruptas montañas, que los protege a la par que los separa, dificultando su acceso. Apenas poblados, incluso alguno, deshabitado, con una climatología dura, de montaña, de inviernos largos donde las nevadas son frecuentes.

Dedicados a la agricultura y la ganadería, todas las edificaciones están preparadas para las inclemencias meteorológicas. De sólidos muros, en principio, los animales y el granero se encontraban en la misma vivienda, en distintos niveles. Es curioso que las plantas que tiene solo se adivinan una vez dentro, donde las columnas de madera sujetan el entablado que divide el espacio interior.


A mí, particularmente, me llama mucho la atención dos cosas: las vigas tochas de madera donde se encuadran las ventanas y el tejado, que cae tanto en uno de sus lados, el norte, que parecen casas de enanitos, toca casi el suelo, cuando si la miras desde el franco sur tiene mucha más altura.


El aislamiento se mantiene hasta nuestros días llegando en la década de los 60 a casi la despoblación de la zona y es que ¡Están escondidos! Muchos quedaron en esqueletos de pizarra, algunos de ellos, se ocuparon con posterioridad. Entre todos:

* Pueblos Negros: Lajas de Pizarra en muros y tejados. (Las pisadas amarillas son los Pueblos Dorados: Pizarra en tejado y muros de piedra y cuarcita)

Y cada uno tiene algo especial, hago una pequeña selección:

Sin agua ni luz pero vivos se encuentran “Matallana" un pueblito lleno de hippies o “La Vereda”, que qué decir de este otro, lo han restaurado en base al origen y es ¡¡¡Precioso!!!


Todo él, es belleza, salvo un ligero detallito, sus nuevos pobladores son, como explicarlo sin ofender a nadie, a ver… los lugareños dicen que son gentes de posibles, yo no conozco a ninguno. Fue cedido por la Junta de Castilla-La Mancha en 1977 a la Asociación Cultural de La Vereda y la verdad es que no sé la índole de esa asociación pero son raros, raros, nunca en espacio tan reducido me sentí más observada. Si alguien quiere conocer este sitio tan espectacular y particular, a falta de letreros que indiquen su dirección, este mapa es bueno para ir a palpas jeje.

* El primer desvío a la izquierda tras la Ermita de los Enebrales lleva al Embalse de El Vado y tras pasar la presa, la pista de arena de la derecha conduce a La Vereda y Matallana

Otro ejemplo de despoblación es “Umbralejo” que en este caso fue forzosa (las cosas de Paquito del que este blog no se ocupa) Se encuentra en un lugar idílico, rodeado de un espeso pinar. En la actualidad han restaurado todas las casas de forma tradicional, han recompuesto todo el pueblo y se utiliza para realizar talleres con niños, campamentos y que todo aquel que quiera acercarse conozca un poco más de esta ancestral cultura.


El que corrió peor suerte fue “El Vado” que quedó sumergido bajo las aguas del embalse que guarda su nombre, y cuyo baño en temporada estival es obligado. Al pobre no le dio tiempo de llegar a la democracia, de él solo queda una ermita sobre una cima que vela para que nunca caiga en el olvido.


Otros, con la moda del turismo rural crecieron sin perder la esencia: “Majaelrayo”, “Valverde de los Arroyos” o “Campillo de Ranas”, son el ejemplo activo de este fenómeno, aunque posiblemente hicieron demasiado, tantas casas rurales en un lugar tan recóndito, algunas tal y como se hicieron se quedaron.


Recuerdo un tiempo en que existía un refugio de montaña en Majaelrayo, cuantos cumples hemos festejado allí. Para llegar a él, sino tenías coche, la carretera era tan pésima que no había autobuses de línea, desde “Tamajón” llamábamos a un buen señor que a cambio de 500 ptas. nos acercaba en su Land Rover y ya quedábamos para la vuelta.


En aquella época, te regalaban una casa con tal de que la habitases. Mucho ha llovido desde entonces, ya el refugio ¡Cerró! Ya no cobija a aquellas gentes que pintan el cielo de colores con sus cometas de parapente alzando el vuelo desde la cumbre del Ozejón. Pero, sin embargo, pase el tiempo que pase, guardan inerte su marca: su negro color.