Hay grises que lejos de ser un negro
débil destellan con una fuerza especial, cómo el de las afiladas láminas de
pizarra cuando se alternan con las grandes rocas de brillo mineral que en
muchos casos desafían la gravedad.
LOS ARRIBES DEL DUERO tienen esa chispa
plomiza que despunta entre los azules y los verdes. Un espacio latente que se disfruta
desde su interior, a pie, por los distintos senderos que te adentran en un universo natural tan
diverso como extraordinario o a
través de los paseos en barco, y desde lo más alto, en
los múltiples miradores donde otear el horizonte infinito.
Situados entre Zamora, Salamanca y Portugal, donde toma el nombre de Parque Natural del Duero Internacional, es frontera entre estos territorios, y antes de olvidarlo, a “los pedrolos” por aquí se les llama “arribanzos”.
La palabra arribes es un término
astur-leones que proviene del latín y significa orilla, la primera curiosidad:
el hablar de sus paisanos, lejos del castellano a veces parece bable, esto tiene
una explicación histórica, cuando los católicos expulsaron a los musulmanes de
esta comarca la repoblaron con gentes procedentes del Reino de León y algunas
de las connotaciones lingüísticas se conservan hasta nuestros días, en
Salamanca son “Las Arribes”, en Zamora “Las Arribas” y en Portugal “As
Arribas”.
El Águeda, El Esla, El Tormes, El Huebra y El Uces, en este enclave desembocan en El Duero, encajonados, erosionando las moles de granito, entre meandros y saltos a su paso crean estos desfiladeros tan pintorescos. Como consecuencia, el gran río incrementa su caudal a la vez que se produce un acusado declive en la superficie del terreno, que oscila los 400
metros , murallas naturales que en
algunos tramos son abisales, y de foso, el agua.
Algunas de estás cabriolas forman
cascadas fascinantes como “El Pozo Airón” o el aún más popular “Pozo de los
Humos”, que como agua tendrá su entrada en este blog, aunque este año la lluvia ha sido escasa y humos tenía pocos.
Son varias las presas que se han
construido aprovechando esta circunstancia para el beneficio eléctrico (de
nuestro ala 5, lusas 3), si hay algo que rompe el paisaje es la cantidad de
torres de alta tensión que se suceden tras los diques. Cuenta con la más alta
de la península: La Presa de la Almendra, una obra de ingeniería titánica.
Otra peculiaridad es como dividen el
rendimiento del río entre España y Portugal, cada orilla un país, no lo hacen por
longitud sino por desnivel, para el mayor ganancia energética de ambos vecinos.
Aún así, no hay contaminación
medioambiental, prueba de ello es el liquen amarillento que impregna las
monumentales piedras, este solo se produce en entornos limpios, puros, aquí, como en “Érase un mundo al revés”, el color cetrino indica
la buena salud de la que goza todo el espacio.
Una geomorfología de altiplanos que propicia
la existencia de dos climas diferentes, uno más frío y otro Mediterráneo, un
ecosistema único rico tanto en fauna como en flora, habitat natural de numerosas
especies.
Observar el vuelo de las aves que anidan
en las estrías de las crestas escarpadas es impresionante. Entre todas ellas, tuvimos la inmensa suerte de
ver una cría de águila imperial ¡La primavera! Y la cigüeña negra, que migra desde África donde se
la comen sin patatas y está en peligro de extinción.
En la frescura de la ladera norte del
cañón hay unas cien especies de plantas, algunas endémicas como “El Dragón de
los Arribes”, otras a punto de desaparecer y otras que corren mejor suerte.
Tierra dura que permite varios tipos de
cultivos, dependiendo si estás arriba o abajo, tierra de vinos, tierra de
cerezos, tierra agrícola y ganadera, tierra de vetones, romanos…
Musulmanes y católicos, a sus pueblos
medievales ¡Quién los ha visto y quién los ve! Ni sombra queda de lo que en un
día fueron, este viaje me llevo a la orilla española, de Salamanca destaco “San
Felices de los Gallegos” y de Zamora, Femoselle ¡La más bella!...
...Que del castillo de Doña Urraca asentado sobre un castro celta hicieron una discoteca ¡Pa haberlos matao!
...Que del castillo de Doña Urraca asentado sobre un castro celta hicieron una discoteca ¡Pa haberlos matao!
Aprovecho la poca o mucha publicidad que
pueda dar a PACO ROBLES, vecino de esta localidad, que alquila el castillo al
ayuntamiento y lo mantiene abierto, la visita es gratuita y si quieres
tiene un bote para echar la voluntad, parte de ella se invierte en restaurarlo, poco a poco se ven los frutos.
Sus villas gloriosas y fortificadas que
como El Duero se van a la mar, pero sus gentes, guardan toda la esencia de los
años, generación tras generación, conservando en la actualidad muchas de sus tradiciones
ancestrales, entre cercados de piedra y casas de pastores.
Y no me enrollo más, te invito a perderte en este pedacito de la mágica Gaia.