Su capital es Villarcayo, aunque no son pocos los
piques por ostentar ese honor los que tiene con la vecina Medina de Pomar. Es tanta su riqueza natural como arquitectónica, con unos templos románicos excepcionales, es rara la pedanía que no tenga su iglesia medieval, en cualquier sitio el arte, como el
agua, emana generoso.
Sus pueblos, algunos considerados de los más bonitos de la
península, hacen que te remontes a otros tiempos, como Puentedey o Frías, cuyas
casas trepan por el Cerro de la Muela y las corona un castillo, pero no voy a
ahondar en ellos, quedan para mejor ocasión.
Esta entrada es una pincelada en forma de fotografías de
este tesorito, del que he tenido la satisfacción de disfrutar en un par de
vuelos, aunque siempre queda algún punto por descubrir, alguna ruta por hacer.
Y aprovecho para alzar mi voz contra quien corresponda:
Diputación de Burgos, Junta de Castilla-León o Patrimonio Nacional, no sé de
quién es competencia, esta provincia es de las más ricas en patrimonio, tiene
tanto y tan diverso y lo están dejando caer, en algunos casos, los movimientos
vecinales y su propio bolsillo hacen posible la magia y lo que antes era
ruinoso, vuelve a ver la luz: Monasterio de Santa María de Rioseco, Iglesia de
San Andrés de Escanduso…
En los últimos años, casi todos los ingresos que se recaudan
para este concepto se invierten en Atapuerca, no seré yo quien ponga en duda la
riqueza de los hallazgos obtenidos en las excavaciones de este yacimiento, pero
pienso, que podía distribuirse de otra forma más equitativa.