Mezquita Azul
Érase una vez ESTAMBUL, el nombre joven de una ciudad milenaria donde el sol duerme sobre los alminares que iluminan la noche, embriagándote su fragancia, sus callejuelas, sus rincones... Sus bazares con toda la esencia islámica, el olor del incienso, los colores de los tapices, los brillos de las telas... Una leyenda viva, donde a cada sitio, a cada paso ¡Se supera un sueño!
Como la postal que imaginé cuando leía en mi infancia “Las mil y una noches” y sin más dilación ¡Ábrete Sésamo!
La megalópolis más poblada de Turquía, situada al noroeste del país, aunque lo más interesante de su ubicación es que está al sureste de Europa: en “La Tracia” y al suroeste de Asia y es que es de las pocas ciudades que está en dos continentes y el “Estrecho del Bósforo” ¡Marca la diferencia! Este canal une el Mar Negro y el Mar Egeo (Mediterráneo) a través del Mar interior de Mármara ¡La mar de azul!
Tomar un barco a la hora bruja en “El Cuerno de Oro”, un puerto natural que debe su nombre a su forma y a la cantidad de naufragios de navíos bizantinos durante su conquista, su fondo es dorado y se presume que es por los tesoros que contiene, y disfrutar del crepúsculo.
Topkapi y el Bósforo
Su posición privilegiada para el comercio siempre la ha hecho objeto de deseo de todas las civilizaciones y todos los grandes imperios la han apreciado. La puerta entre dos continentes que además tiene salida por el Mediterráneo a África.
Muchas son las sendas trazadas por sus tierras desde la más lejana antigüedad: “La ruta de la Seda”, ese tejido tan apreciado para los romanos que solo se elaboraba en China con un método secreto, ese fue el inicio de tan ancestral recorrido, de las más frecuentados en el medievo y donde al final se intercambiaban todo tipo de productos, especias, piedras preciosas, telas, ámbar…
Su primer nombre fue BIZANCIO, la cuna de esta cultura procedente de Grecia, durante este periodo y hasta la ocupación por los romano varios pueblos la habitaron: persas, espartanos, macedonios… Incluso La Tracia estuvo ocupada por los celtas.
En época Romana y por interés del imperio, se le dio la libertad, aunque esta independencia no duraría ni dos siglos, en el año 330 el emperador Constantino no se pudo resistir a esta joya que es la encrucijada perfecta, rebautizándola con el nombre de CONSTANTINOPLA.
Muchas son las riquezas arqueológicas de esta época, bajo la urbe se encuentra una ciudad subterránea con numerosas cisternas romanas y la que más destaca es la Cisterna Basílica ¡¡¡Maravillosa!!! Qué lástima que no tenga ninguna foto, pero es impresionante, las columnas de mármol, las formas, recuerdo a Medusa, el agua…
Pero si hay santuario que prevalece siendo un símbolo de la cultura bizantina es “Santa Sofía” ¡La iglesia de la sabiduría! Que tras la conquista por el imperio otomano se convirtió en mezquita, como tantas otras iglesias cristiano ortodoxas.
Santa Sofía
Y ¿Qué puedo decir de tan magno templo? Durante un tiempo también fue una iglesia católica, tiene el embrujo de que en su interior se han practicado todas las religiones mayoritarias de occidente, y que en este caso, admiro la forma islámica de tratar el arte a la hora de hacer un traspaso de poderes o de culto. Ahí sigue su bóveda grande y plateada con cuatro minaretes y en el interior se conserva la iconografía ortodoxa, escenas de la biblia se repiten en numerosas imágenes, aunque han puesto unos “escudo” en escritura musulmana y en referencia a Alá.
La conquista de los otomanos al pueblo bizantino en 1453 fue una batalla que hizo época, tanto, que se considera que esa fecha marca el final de la Edad Media en Europa. La imagen de Constantinopla cambió radicalmente, de ser una ciudad imperial bizantina a convertirse en islámica, un cambio cultural completo.
El siglo XV fue un siglo de grandes cambios en Europa, en España se produce también la unificación católica y la expulsión de los moros y judíos, casi justo al contrario.
El imperio otomano fue todo un señor imperio y sino que le pregunten a los países vecinos y para ver el esplendor que llegó a alcanzar, la riqueza que llegó a acumular, no hay como darse un paseo por el Palacio de Topkapi y aquí la palabra tesoro es literal, los regalos que hacían a Constantinopla los mandatarios de todos los países a cambio de que los dejasen vivir en paz eran ¡Descomunales! En varias salas se exhiben una colección de perlas, joyas, corales… Aquí está el puñal más caro del mundo, hecho en oro, perlas, esmeraldas… El diamante cuyo tamaño es el tercero del mundo y todo el brillo que nunca hubiese imaginado, una mezcla del palacio de Aladino y el tesoro de Ali-Baba.
Patio interior Topkapi
Estambul tiene un paisaje que embelesa, solo hay que levantar la mirada para perderte en un horizonte pintado de mezquitas ¡Muchas mezquitas! Hubo un tiempo en que cada sultán quería tener una y a ser posible ¡Más grande y bella! Todo un símbolo de riqueza y poder.
Y traigo la historia de “La Mezquita Azul” ¡De las más bonitas que he visto! El sultán Ahmed I la mandó a construir para apaciguar a Alá por las numerosas derrotas que había sufrido y quería que fuese única. Cuando hizo el encargo y a pesar de no tener grandes bienes por sus conquistas, invirtió en su construcción todo lo que poseía.
Patio interior Mezquita Azul
Cuenta la leyenda que quería una mezquita que brillase sobre las demás y que se hiciese con oro y ofreció todo su tesoro con tal fin, cuando encargó al arquitecto la obra le dio instrucciones del material que tenía que emplear y de que tenía que ser la más grandiosa del universo. El caso es que en turco la palabra “oro” se pronuncia casi como “seis” y como en el mundo musulmán la grandeza de un templo se mide por el número de alminares, le puso 6 alminares y arruinó al sultán ¡La única en Istanbul con 6 minaretes! También la única en el tiempo que tardó en construirse, 40 años, cuando las mezquitas crecían en número alrededor, de hecho el sultán no vio acabada su gran obra.
Su interior te hace estar en otra atmósfera, sentir lo humano y lo divino, vestida por una colección de mosaicos azules que cuando se reflejan en los rayos que entran por las ventanas ¡Dan luz! Un espacio donde se para el tiempo, las creencias y se siente la paz.
Mezquita Azul
Y aquí la opinión más personal de una bruja, para mí junto a Lisboa y aunque no tienen nada que ver, son mis ciudades favoritas, iría una y otra vez. En la actualidad Estambul es un sitio abierto a occidente, aun teniendo una religión marcada y arraigada se permite por ejemplo el divorcio, que en el pueblo musulmán… Para qué voy a meterme en berenjenales, por cierto, hacen unas berenjenas rellenas y unos tomates rellenos de arroz ¡Ummm! Tienen una cocina mediterránea exquisita, muy elaborada y especiada.
Hay que ir y sumergirse en otra cultura, andar sin prisa por los zocos, como ir y no acabar de compras en “El Gran Bazar” que como su nombre indica es… ¡Sensacional! Un pueblo con avenidas, calles estrechas, patios o plazas y techado, perderte en un laberinto de tiendas donde no puedes olvidar el regateo, aquí hay que regatear y no os preocupéis del idioma ¡El regateo es internacional! Aproximadamente el precio real suele ser la mitad del de la primera oferta, así que si dice 100 pues 25… A mí ¡Me llegó a aburrir!
El Bazar de Las Especias, pequeño, coqueto y con cientos de especias, los aromas… el olor dulce, anisado, a hierbas, incluso a veces ¡Me picaba la nariz!
Ir a un baño turco y relajarse, o a una tetería y tomar un té de manzana y como no fumarte una buena pipa…
Siempre me ha gustado la arquitectura musulmana, los colores, sus mezquitas, las formas, los conocimientos del agua, de la astrología… aunque no me guste ningún culto su obra es especial.
No conozco a nadie que haya ido a un país islámico y no haya venido admirado de esta cultura y su riqueza, es tan diferente a la nuestra… Bueno conozco a alguien que comió algo en mal estado y no le gustó Egipto y además es tan lumbreras que estuvo en septiembre del 2008 en Túnez y decía que era otra cosa, que estaba europarizada, jaja, en fin, contando con Chewaka, digamos que esta forma de vida no deja indiferente a nadie.
Estambul es una ciudad para pasear disfrutando de todo el hechizo de un lugar con el perfume y el alma oriente.