Me encanta adentrarme en las entrañas de
Gaia, no sé como expresar la sensación… Me hace sentir libre o quizá esté mejor
dicho ¡Me hace sentir! Esos rinconcitos donde no hay vehículo a motor que
invada la calma de su reino, santuarios naturales donde el silencio tiene la
voz del trino de los pájaros, los acordes del agua…
Las Arribes del Duero es un parque
natural internacional que se extiende entre Salamanca, Zamora y Portugal, un
espacio impresionante, el río se abre paso encajonado en paredes de granito,
cuya la altura en algunos tramos alcanza los 400 metros. Fueron varias las excursiones que
hicimos y de ellas “EL POZO AIRÓN” fue la que más me sorprendió, a pesar de que este año no ha sido lluvioso en esta comarca, posiblemente, porque
no es tan conocido como otros pozos de los alrededores, el caso, es que me
gustó de forma especial.
Es una cascada de dos colas de caballo
que forma el Arroyo de los Cuernos o el de la Rueda, cómo también es conocido,
en su descenso al Duero con el que se funde.
En esta zona a los que llaman pozos son
cascadas, la primera más corta y la segunda, a la que se llega a la base, alcanza
una altura de más de 20 metros y tras su velo cristalino
oculta una pequeña cueva.
La ruta parte del pueblo de Pereña de la
Ribera, es fácil, de apenas 7 km. de recorrido ida y vuelta, aunque, hay un
aparcamiento bien iniciada la senda, el primer kilómetro se puede acortar en coche,
para los menos andarines.
El rumbo a seguir lo marca el arroyuelo en su
amarar, siguiendo su curso juguetón, entre saltos y quiebros, te sumerge en un paraje donde el volar de las aves siempre es presente, sus nidos están en el cercano cañón que se vislumbra en el horizonte, las grandes rocas te invitan a soñar, las ruinas de
los molinos, añadiéndole la fresca primavera que inunda los
campos de colores.
Un enclave soberbio donde bien merece la
pena perderse, aunque todo lo que se baja, aunque sea poco si es en zip zap ¡Se
sube!