Siguiendo el rastro de mis pisadas y como continuación de la
entrada anterior traigo al blog uno de mis sitios favoritos: EL MONASTERIO DE
PIEDRA, EL ESCONDITE DE GAIA, de los rincones más bellos de la península donde
existe un mimetismo especial entre la naturaleza y el arte.
Situado en el Sistema Ibérico en la población de Nuévalos,
al sureste de la provincia de Zaragoza, aún recuerdo la primera vez que lo
visité, toda una frondosa sorpresa, nunca hubiese imaginado semejante umbría en
la árida comarca de Calatayud.
La extensión que comprende el parque natural rezuma
frescura, es como los panes y los peces, la arboleda se multiplica: alisos,
chopos, fresnos... El agua corre juguetona por todo lugar, encañonada entre
muros calizos, derramándose en las praderas, entra y sale de la montaña y se
precipita al vacío, creando en su esparcimiento grutas y saltos fabulosos, por
donde quiera que estés el cantar es del líquido elemento.
Lo cierto es que nace en el Señorío de Molina (Guadalajara),
sin caudal alguno, casi seco. Cuando pasa a la Comunidad de Aragón se le unen
varios manantiales y resurge tomando cauce. Sus aguas tiene una abundante
condensación de carbonato cálcico, desde que emana lo va acumulando a su curso
sobre el fondo, en la arena, en las plantas, en la roca… Produciendo una
corteza de cal, que, con el paso del tiempo y el depósito de sedimentos, crece
y crece ¡Petrifica!
Lo asombroso es que es tal cual al dibujo del plano a lo
grande y que poco ha tenido que ver la mano del hombre en las maravillas que
atesora.
Un paisaje kárstico con numerosos desniveles que facilita
todo tipo de formaciones geológicas, al que se une la fantasía del agua, forman
un conjunto de cascadas que solo tienen de parecido el nombre genérico ¡Son
tantas y tan diferentes!
La más popular “La Cola de Caballo”, la más alta, de 50
metros de altura y además la descubres por fuera:
Y por dentro, accediendo desde lo más íntimo de la montaña, desde sus vísceras: la “Gruta Irís”.
A través de unos túneles, debidamente adaptados, se
accede a la cueva, la más bruja de todas las que la comprenden el conjunto, un
mirador donde disfrutar del agua en su máximo esplendor, por su abertura se
contempla un tramo de Cola de Caballo que se lanza desde el “tejado” y tan solo
salpica “la entrada”. Dentro siempre llueve, su techo poroso filtra el agua y
su interior está surcado por el río, una casa con goteras que ante mis ojos,
por un breve espacio de tiempo, se me hace la más bonita de las guaridas, descubierta
por:
Otra de las más significativas es “La Caprichosa” que se
derrama limpia en “Los baños de Diana” y visto de aquí ¡Qué buenas duchas se da
la diosa!
Tan variadas que no sabría con cual quedarme… Todas y más: CASCADAS
Lo mejor es ir y perderse en sus adentros, en sus aguas cristalinas, que en algunos tramos, como consecuencia del cúmulo de estratos, te reflejas en la piedra producida en la base del río resultando el efecto de un espejo.
Lo mejor es ir y perderse en sus adentros, en sus aguas cristalinas, que en algunos tramos, como consecuencia del cúmulo de estratos, te reflejas en la piedra producida en la base del río resultando el efecto de un espejo.
Y Olvidaba un detallito, como reza en la foto del cartel,
aquí se fundó la primera piscifactoría de España y que a fecha de hoy sigue
activa.
Me meto en materia, EL MONASTERIO DE SANTA MARÍA DE PIEDRA fue erigido a finales del
siglo XII por una pequeña comunidad del Císter, doce monjes y su abad, procedentes del priorato de Poblet, encontraron la paz
en las verdes explanadas al resguardo del parapeto de la garganta. Un lugar
ideal para la repoblación tras la conquista del territorio por parte de la
Corona de Aragón a los musulmanes.
Una edificación en perfecta armonía con el entorno, endógena
a la tierra, con el sello que la Orden Cisterciense acuña a su obra, la sencillez
y la luz que trasmiten la sensación de serenidad, tanto se integra en el
dominio que su cantera original es el antiguo castillo islámico que allí se
hallaba, la vestusta piedra rugosa conforma la primitiva abadía de estilo
románico tardío, que a pesar de encontrarse a cielo abierto, sus muros son
libros que tienen mucho que contar... Desde su ocupación durante la Guerra de
la Independencia al incendió del que hoy queda su negra sombra.
Construido en periodo de transición artístico siendo más
destacable en la obra inicial el gótico, su Claustro de arcos ojivales sin
apenas detalle es sublime y la Sala Capitular, su luminosidad que te envuelve
en un aura celestial, es una joya.
Como toda obra de semejantes dimensiones se ha ampliado y
modificado en distintas etapas de la historia, dejando cada una de ellas su
particular huella.
Lo más de lo más y es que me hacen los ojos chiribitas
cuando pienso en este manjar alimento de dioses ¡¡¡Chocolate!!! En sus cocinas
se elaboró por primera vez en Europa, traído de Las Indias, desde el recién
descubierto Méjico, el chocolate ¡¡¡Ummmmm!!! El monje sin duda tenía mano de
Santo.
También se dedicaban a la elaboración de vino y en la actualidad
hay sendos museos dedicado a estos productos en las dependencias monasticas.
Permaneció habitado durante 700 años, con la desamortización
de Mendizabal los monjes lo abandonaron, siendo subastado y comprado por un particular Pablo
Muntadas en 1840 y fue su hijo quien tras investigar la zona, desarrolló y puso
en práctica la idea de la adecuación y desarrollo de los recursos naturales y
artísticos que en este enclave convergen.
En la actualidad, parte del monasterio es un hotel-spa,
donde me gustaría dormir un día por aquello de probar una celda monacal jaja.
Otra parte se puede visitar por libre o con guía, creo recordar que la visita
guiada es de 20 minutos.
Esta vez me he enrollado cuando lo tenía bien fácil hay una
web con todo lo relacionado al Monasterio de Piedra, en ella podéis consultar
toda la información que necesites para la visita y comprar las entradas vía internet
para evitar las colas que se forman, los días festivos sobre todo, en el punto
de venta.
Aprovechando la visita no dejéis de ir a Zaragoza regada por un río mucho más caudaloso ¡Ahí va el Ebrooo!
QUE VER EN ZARAGOZA