“He
vuelto a ver los álamos dorados,
álamos
del camino en la ribera del Duero,
entre
San Polo y San Saturio,
tras
las murallas viejas de Soria —
barbacana
hacia Aragón, en castellana tierra.
Estos
chopos del río, que acompañan
con
el sonido de sus hojas secas
el
son del agua, cuando el viento sopla,
tienen
en sus cortezas
grabadas
iniciales que son nombres
de
enamorados, cifras que son fechas.
¡Álamos
del amor que ayer tuvisteis
de
ruiseñores vuestras ramas llenas;
álamos
que seréis mañana liras
del
viento perfumado en primavera;
álamos
del amor cerca del agua
que
corre y pasa y sueña,
álamos
de las márgenes del Duero,
conmigo
vais, mi corazón os lleva!”
CAMPOS
DE CASTILLA-ANTONIO MACHADO
En esta entrada traigo una ciudad fría y pequeña, aunque la etiquete como grande, porque en esencia, es inmensa, de las menos pobladas
de la península y empiezo con una poesía, porque POESÍA ES SORIA.
Posee ese toque nostálgico y tranquilo que te envuelve y te transporta
a otro universo, un mundo sin prisa que quedó anclado al pasado ¡Se le paró el reloj! Donde en algunos rincones, no hay más sonido que el crujir de las hojas secas al son de una leyenda, de las muchas que se fraguan en esta tierra.
Arcos de San Juan del Duero y el Monte de las Ánimas
Una urbe serena y coqueta, que posa como una top model, un pequeño
tesoro que enamora a simple vista, tiene una estampa que engancha a propios y
es extraños… Y es que ¡Se me escapan las palabras! A mí, personalmente, me llena
de emociones y los sentimientos son difíciles de expresar por escrito.
Un lugar que no se imagina sin su río, hasta su nombre deriva de él, Soria proviene de “dauria” que a su vez viene
de “daurius” o lo que viene a ser DUERO.
Tampoco se concibe sin poesía, son tantos los poetas que han encontrado
aquí su inspiración, su abrigo, porque a pesar del frío es tan cálida, como
pasear de camino a la Ermita de San Saturio, de estampa barroca y enclavada en
una cueva rupestre y no ver las pisadas de Antonio Machado y su amada Leonor en un intento baldío de encontrar sus iniciales en los álamos del amor, en esta ciudad, la musa de Machado duerme para siempre en su sueño eterno.
Cómo no entender a mi bohemio y trasnochado Bécquer en su retiro a esta
tierra castellana y no imaginar que en la noche de difuntos doblen las campanas
en “El monte de las ánimas” o que encontrase “El rayo de luna” a las puertas de
“San Polo”, solo con ver el derroche de fantasía de los arcos del monasterio de San Juan del Duero y las criaturas fabulosas que allí habitan, quimeras de piedra, puedes
soñar que cualquier cosa es posible.
Haciendo un poco de historia, en tiempos de los romanos empezó a brillar con luz propia: Numancia, aunque se han encontrado restos de poblaciones más antiguas en su castillo; en el siglo IX, durante la conquista árabe se alzó contra el emirato de Córdoba; y en el siglo XI, en la reconquista tuvo su máximo culmen, siendo el Duero la línea que separaba los dominios cristianos y musulmanes.
En la Edad Media su actividad económica ganadera la hace gozar de
grandes privilegios, el comercio de la lana “las mestas”, que se encontraba en
manos de la población judía, su situación fronteriza hacia de Soria una ciudad
poderosa y floreciente. Fue a partir de la expulsión de los judíos, en el siglo
XV, cuando quedó dormida, plena y fijó su apariencia de sueño.
Todo este esplendor todavía te
sorprende a cada esquina, está presente, construcciones de excepcional factura
románica como “San Juan de Rabanera”, las ruinas de “San Nicolás”… Pero sin
duda si hay iglesia que dos palabras es “im-presionante” es “Santo Domingo” popularmente conocida como
la biblia de piedra y es que la portada es literalmente la sagrada escritura,
con tanto detalle que llega extasiarte:
Cómo si se tratase de un comic, viñeta a viñeta, se van repitiendo los distintos pasajes de los santos textos con una delicadeza y una armonía excepcional, cuando tenga tiempo le haré un post, tiene una de las portadas más completas que recuerdo en una figura de piedra morena, como dorada al sol.
Y sin más dilación, he aquí: Soria, este vídeo está hecho con fotos de
varias incursiones, una muy especial, tuve la dicha de pisar por primera vez “San
Juan del Duero” con un manto de blanca nieve y un pelín accidentada ¿Verdad
Juan Carlos? Aunque la realidad es que accidente ninguno, solo era cellisca,
jajaja, otras de este mismo verano y
algunas, escaneadas, un conjunto de fotos de la capital y una pizquita de la
provincia, con una música que Gabinete Caligari le hizo a imagen y semejante,
esta claro que es una fuente de inspiración de artistas, aunque tras escuchar
este tema por el “Reno Ronaldo” jajaja, en fin, VOY CAMINO SORIA.