martes, 22 de mayo de 2012

BRIHUEGA, EL JARDÍN DE LA ALCARRIA


 "Brihuega es encantadora por su situación, por sus alrededores, por su noble aspecto antañón, por sus recuerdos históricos, por sus joyas artísticas y el carácter simpático en extremo, de sus habitantes. A tal punto es verdad cuanto digo, que quien acuda a verla por vez primera, vuelve seguramente”

Empiezo este post con un párrafo del libro VIAJE A LA ALCARRIA de Camilo José Cela, literato “ande los haya” y que a mí me enseñó de una forma clara y precisa la diferencia entre participio y gerundio, por si no la sabéis: “no es lo mismo estar jodido que jodiendo” ];D

Brihuega se encuentra a apenas 100 km. de Madrid, en Guadalajara, tierra de caminos suaves y dulces como la miel que abunda en la Alcarria. No es te tenga aspecto antañón,  al contrario,  su origen celta no rebate su apariencia fresca, como los vergeles que la adornan, es como si hubiese bebido de la fuente de la eterna juventud y se conservase tal cual: noble.


Su nombre procede del ibero “Briga” o “Brioga” que quiere decir “lugar amurallado”, una villa fortificada que ha sido bastión de grandes batallas y cuya historia está presente en sus calles donde se respira un pasado aún denso, cuando el Jardín de la Alcarria tiñó sus rincones floridos y verdes de rojo y si me remonto al último suceso que tuvo lugar aquí durante la Guerra Civil ¡Tan de rojo!

Aquí se libró de la forma más cruenta la batalla de Guadalajara y hubo un ataque brutal a este pueblo republicano, la plaza de toros encarnada más que nunca y aun así, no se rindieron; esta fue la penúltima batalla antes de que Paquito llegase al poder.


No me voy a meter en los acontecimientos más recientes, porque más que historia es memoria… Bueno, en contra posición, en 1730 la batalla conocida como “el asalto a Brihuega” la valió un trono para los Borbones y aquí menos me voy a meter, porque como me meta ¡Sapos y culebras!


Brihuega empezó a brillar con una luz especial allá por la Edad Media con el nombre de “Castrum Brioca” o el castillo en la roca, haciendo alusión al castillo de “La Peña Bermeja” que hoy es el cementerio del pueblo, como si todas las almas a lo largo de los anales pasasen por aquí.

Con un rico patrimonio arquitectónico, conserva aún parte de la muralla musulmana, un imponente arco ojival que fue la primera entrada a la villa “El arco de Cozagón” labrado en piedra toba, que es blanda y se endurece con el paso de los años.


Posee tres iglesias urbanas que datan de principios de siglo XIII: “Santa María de la Peña”, “San Felipe” y “San Miguel”.

 Santa María de la Peña

Tres templos románicos donde lejos de la sencillez de las construcciones alcarrienses de la época, se incorporan varios elementos del gótico, los arcos apuntalados, rosetones… Que todavía no estaban presentes en la zona, ni apenas en la península.

San Felipe

En los últimos tiempos este pueblo se ha dedicado a la fábrica del azulejo y con “la movida inmobiliaria”, que no burbuja, riqueza o despeporre, se han quedado un tanto ploff y tiene tanto que mostrar, tanto que enseñar, que he pensado en hacer esta entrada y la enseño con mis ojos turísticos, aunque como bien dice Cela, quien va repite, por su gente amable y por ser un pueblo encantado que se durmió en el medievo y florece cada primavera con un estallido colores.