“LA SIERRA DE IRTA” es un paraíso donde me encuentro año tras y año y donde, a su vez, me pierdo en el tiempo intentando tocar esa línea ilusoria donde empieza el cielo y acaba el mar, o es dónde empieza el mar y acaba el cielo, lo cierto es que nunca la encuentro, es un sueño que me sumerge en una inmensidad turquesa embriagándome con su perfume salado ¡El aroma del mar!
Pintada con mis colores favoritos: azules y verdes y aquí presentando un sitio donde es fácil desaparecer del mundo, una joya de la naturaleza donde el hombre apenas ha puesto su mano.
El Parque Natural de la Sierra de Irta se encuentra en la línea costera entre "Peñíscola" y "Alcoceber" y a pesar de que son destinos turísticos por excelencia, han respetado todo el entorno y no han construido, cosa rara, pero loable y a muy pocos se les ocurre abandonar las playas doradas de estos pueblos tan pintorescos de la Costa del Azahar y adentrarse por esos caminos repletos de flora autóctona, pinos, pitas, matojos, flores silvestres... Bosques mediterráneos a pie del mar, entre calas y acantilados.
Todos los veranos nos introducimos entre la vegetación por esos caminos, con el bocata de sobrasada y queso, esa fusión que da el calor ¡Umm! Y vamos a parar a “Cala Blanca” o “Cala Mundina”, playas vírgenes y libres ¡Cada uno a su vola! De conchitas trituradas por la erosión del agua y el paso de la gente y el tiempo.
Hay tantos caminos que conducen a tantos sitios… A tanto patrimonio artístico, Tierra de Templarios, tras la conquista musulmana, donde su huella está latente en varios castillos: “Papa Luna”, “Pulpis” o “Xivert” , los tres con la misma firma.
Y lo que tiene ir todos los años dejo enlace del castillo de “Alcalá Xivert” y a su lado, además, hay restos de un poblado Íbero del siglo VII a.c.:
Peñíscola:
Y el de “Santa Magdalena de Pulpis” ¡Este año ha sido el primero que hemos subido! Unas ruinas impresionantes, su piedra gastada por los años y no entiendo como no lo restauran y no hay más información sobre su acceso. Es difícil encontrar la senda que conduce a él, lo conseguimos a la de tres, si vais no hagáis caso a las indicaciones e ir al cementerio, cruzáis un puentecito y ese es el que vale, a través de un camino frondoso, con una vegetación tan abundante que es imposible salir sin algún arañazo.
Poco a poco o con la lengua fuera vas ascendiendo una montaña hasta llegar a este castillo que la corona, un lugar y unas vistas ¡Fascinantes!
Pongo otro enlace que hice de mi sitio de recreo “Alcocéber”, que aunque no es muy ciéntifico al menos es mi percepción:
Y he hecho una peli con fotos de distintas fechas, de distintos días, para que os hagáis a la idea de porqué amo al Mediterráneo.