Muchas veces he hablado en este blog de “La Sierra de
Gredos”, de sus paisajes y riqueza natural, de sus dimensiones, salpica a
cuatro Comunidades Autónomas.
Tener una mayoría de edad “taitantera” me ha hecho conocer
sitios antes y después. Por mi origen madrileño y mi espíritu andarín, hubo un
tiempo en que sacaba el dedo y a andar, cuando conocí este paraje, de un lado a
otro, una tierra fértil donde nacen numerosos ríos y arroyos.
Siendo más notable en Ávila, donde encuentra su culmen en “El Pico Almanzor”, llegando a
tocar las provincias de Toledo, Madrid.
La Piedra Escrita-Cenicientos (Madrid)
Y la vertiente
noreste de Cáceres, el rinconcito de nuestra geografía con más piscinas
naturales regalo del agua a cada remanso, siendo las delicias del verano de
propios y extraños, con dos demarcaciones muy populares: “La Comarca de La Vera”
y “El Valle del Jerte”.
EL VALLE DEL JERTE en marzo, al despertar de Flora, tiñe sus
campos de blanco y rosa como alfombra de bienvenida a una Diosa. Así la veneran
año tras año los cerezos eclosionando al compás, una ceremonia única de apenas
una semana de duración.
Hay muchas páginas donde informan a diario acerca de la floración
del cerezo, un fenómeno turístico nacional que suele coincidir con el último
fin de semana de marzo. Lo que hace muchas lunas era un placer, en la
actualidad, hordas humanas…
En estas fechas se programan un sinfín de excursiones para
tan maravillosa ocasión, con tipo de viajero que asiste al espectáculo con sus
mejores galas, normalmente es de autocar, que paran todos en los mismos sitios,
lo que yo llamo grupos guapos. La buena lectura es que no van más allá de los
lugares señalizados, es lo que tienen los tacones, al no ser que te llames Judy
Greer y protagonices “Jurassic World”
Aunque, en el momento que te distancias de los mapas
establecidos, puedes disfrutar de este portento en silencio. Por ejemplo, el
camino que conduce desde “Navaconcejo” a La
Garganta de la Nogaleda, una ruta sencilla, circular, de apenas 6 km.,
donde a través de cinco cascadas se presenta un recién nacido Jerte ¡Juguetón!
Al inicio, tras cruzar la villa, hay unos campos de cerezos
preciosos. Hay varios lugares donde admirarlos, evitando los miradores a pie de
carretera y el tránsito de las poblaciones.
Sin restar encanto al mes de las flores, cualquier época del año este entorno derrocha belleza a raudales,
el río a su paso crea todo un paraíso interior, que da vida y que es agua.
De caminos que te introducen en un universo embrujado a través de un sinfín de vericuetos. Siguiendo otra senda, en la Sierra de Tormantos, está la
reserva natural de LA GARGANTA DE LOS INFIERNOS.
Sobre un valle verde y rocoso da los primeros pasos el Jerte
abriéndose camino desgastando la porosa piedra, entre saltos, arroyos, a la
sombra de un espléndido bosque caduco, un rumbo más usado con la canícula, por
su frescor y en otoño, por sus colores.
La ruta (6 km. ida), da comienzo en el Centro de
interpretación de la Garganta de los Infiernos, que está en la carretera
general que une las poblaciones de “Jerte” y “Cabezuela del Valle”, muy cerca
de la Hospedería del Jerte.
En principio parece difícil, empinado, con unos trabucos
para fijar la pisada, pero una vez salvado del primer kilómetro la pista es
llana. Es conveniente ir con zapatillas adecuadas, con suela de goma, es un
firme terroso y conozco una niña que de este camino sacó el recordatorio de su
primera comunión, sino mirar el codo
Y una mochila con bebida y comida, se hace corto un día en
un lugar tan salvaje, y ya, si coincide con temporada estival donde un baño te eleva a
la gloria… En apenas dos horas se alcanza el objetivo “Los Pilones” una franja
de granito con un tramo de piscinas naturales labradas desde la noche de los
tiempos.
Unas piscinas muy singulares ¡Redondas! Resultado del
desgaste causado por los sedimentos que hay en el fondo y la fuerza del agua
que al caer genera un remolino, los posos de arena giran erosionando la piedra
en forma circular, este sitio también se conoce como LAS MÁRMITAS DEL GIGANTE.
Cuando hice la primera entrada: "La Sierra de Gredos ¡La paz es verde!", la hice como un grito a la suma de la inteligencia humana que
consigue ajar su lustre más visible: sus pueblos.
Nadie cayó en conservar la arquitectura urbana en un primer
momento y no digo que no sean bonitos, tan solo el paisaje donde se enmarcan
les otorga ese don, pueblos serranos, en un vergel aledaño a la capital donde
tener una segunda casa, un sitio de retiro… donde además de los materiales
autóctonos, destacan materiales de todo tipo y en positivo, al menos no
construyeron en altura, pero unos chalet…
Debido a este crecimiento, el turismo de ocasión suele
regresar con la sensación de que no es para tanto, que se come bien y me parece
triste que un sitio donde brilla Gaia en todo su esplendor deje un tímido
sabor. Para mí, si quieres un conjunto de villas pintorescas en Cáceres "La Sierra de Gata" es más completa.
En el Valle del Jerte hay que perderse y cuando alejas la vista de lo mundano, donde
el hombre no ha puesto la zarpa y no llega vehículo alguno, tan solo “el dos” (tus
pies), te adentras en un mundo mágico.