"Asturias si yo pudiera,
si yo supiera cantarte,
Asturias verde de montes
y negra de minerales"
Asturias
un lugar tocado por la varita de Gaia de los más mágicos de La Península ¡La
ventana al paraíso!
Cuenta
con un parque nacional, varios parques naturales, algún paisaje protegido,
incluso, dos reservas naturales parciales y una integral: MUNIELLOS, el mayor
robledal de España y uno de los mejor conservados de Europa.
Mirador de Muniellos
Este
vuelo otoñal sigue la senda del río Narcea, tras el murmullo constante de
su corriente cristalina, desde el Monasterio de San Juan el Bautista de Corias
a su nacimiento. Una pizca de interior del occidente asturiano, su secreto, su cara menos conocida y la más amable.
Por su singular orografía es el hábitat idóneo de numerosas especies tanto animales como vegetales. Escondite del oso pardo o donde escuchar el canto del urugallo que sobrevive en la cornisa cantábrica al cobijo de la gran montaña.
Monasterio de San Juan Bautista-Corias
Un
enclave de corazón horadado y alma de carbón que mira con nostalgia su
esplendor minero. Su idioma es el bable pero ¡Qué bable! Una curiosidad es que
los pueblos que visitamos cada uno habla con un deje propio y algún vocablo
también.
La
viva estampa de los anuncios de leche, ese pintoresco paisaje, los pueblitos que
salpican las laderas, las brañas, los hórreos, alguna casa azul del mismo tono
que “la Asturina”, rodeados de verdes prados y por supuesto las vacas pastando.
Donde
la naturaleza muestra su generosidad creando densos bosques caducifolios al
paso del líquido elemento. En noviembre, una alfombra de hojas marca el camino
a seguir por la abundante vegetación.
Caprichosos
se encaraman los líquenes a las ramas de los árboles y los helechos, siempre verdes
rezuman frescura. Las hayas y los robles con los primeros fríos se visten de
rojo mostrando el horizonte como una paleta de colores, verdes, azules y ocres
¡Todos los ocres!
Origen
de diversas leyendas astures, morada de las hadas de las aguas o xanas, mujeres
menudas de extraordinaria belleza que cantan en la orilla de los ríos a la par
que peinan su larga melena rubia, su melodía hechiza a todo aquel que la
escucha y queda unido por siempre a esta tierra.
El
monasterio prerrománico de Hermo da nombre a todo su entorno, tanto a la pedanía
que se estableció a su amparo como al bosque de alrededor. Desde aquí parte la vereda que conduce a las Fuentes del Narcea, su nacimiento y hasta aquí puedo
contar, porque no pude subir por un problema de lindes.
Aunque
de las fechas concretas no me acuerdo bien, me pueden bailar en mi hueca cabeza,
sí me quedé con la esencia de un conflicto que lleva coleando “muchisísimos”
años y que afecta a todos, los que viven allí y los que vamos a visitarlos.
En
Asturias la mayoría de los terrenos tienen dueño, son privados y debido a la
migración muchos de ellos ni siquiera se saben de quien son, lo que no quiere
decir que sean públicos.
Ante
la duda de que camino coger para ir al nacedero pregunté a una lugareña que me
dio largas, raro, pues las gentes de estos lugares son cordiales, campechanas y
tras varios dimes y diretes, entre los que ella insistía que yo había oído
palabras “chigres” (traducido palabras de bar, sin valor) bajó y me puso al
día, así que a falta de las Fuentes del Narcea pongo la historia que me contó,
que pese a que me fastidió lleva bastante razón.
Muniellos
pertenecía a los Condes de Toreno y fue comprado por el Estado para mantenerlo
tal cual, siendo, como he dicho al principio, una reserva de la biosfera
protegida, donde solo pueden entrar 20 personas al día. En aquella época, también
intentó comprar el vecino bosque de Hermo, su extenso y autóctono hayedo, en
este caso el fin era bien distinto, querían repoblar con pino y abeto.
Los
numerosos propietarios aceptaron salvo una señora, la que vive en las tierras
de arriba del pueblo que allá por “1952” denunció al estado y quedó todo parado,
este proceso se resolvió a principio de los 70, unos veinte añitos, y da la
razón a la mujer.
Ya en democracia, el Principado de Asturias lo incluye en su catálogo de montes
públicos, a lo que no sé si la señora o bien su hijo, ni cortos ni perezosos… Otra
vez se repite, la sentencia da la razón a los dueños y tienen que excluir estás
parcelas del inventario, todo esto se determina bien entrado el siglo XXI.
Para
llegar al nacimiento del río hay que cruzar sus tierras, no porque esto debiese
ser así, sino porque el camino real que une Hermo con Caboalles (León) está
derruido, intransitable.
Y
aquí la disputa, los vecinos piden al Principado que arregle el camino real a lo que responden que para qué, si se puede ir a las fuentes por la parcela privada de
arriba y como es de entender, el hijo no está por la labor, el legado de su
madre, que gracias a ella heredamos todos uno de los mayores hayedos de España.