Valverde de los Arroyos
GUADALAJARA es la única de las provincias
Castellano-Manchega que solo es Castilla y nada La Mancha. Su orografía es
distintas a sus hermanas de comunidad, desde la dulzura de los paisajes de la
Alcarria a sus escarpadas montañas septentrionales y para muestra tres botones: Brihuega, el jardín de la Alcarria, La Cueva Harzal de Olmedillas, a orillas del Mar de Tetis y La Sierra de Pela y Laguna de Somolinos.
LA ARQUITECTURA NEGRA es un tipo de construcción popular que
emplea como elemento principal LA PIZARRA, tanto en muros como tejados y que se
aplica a todo tipo de edificios: casa, iglesia, cobertizos, majadas, molinos, cercados… Esta
técnica se utiliza tradicionalmente en las poblaciones de la Sierra de
Ayllón, la Sierra del Ozejón y la Sierra de Alto del Rey.
Por ser más numerosos y singulares son más conocidos LOS
PUEBLOS NEGROS que se encuentran en la vertiente oeste del PARQUE NATURAL DE LA
SIERRA NORTE DE GUADALAJARA, linde con Segovia y Madrid, provincias donde
también en este punto hay pedanías que utilizan esta técnica de construcción,
cómo Montejo o Ayllón, pero el futuro las ha sonreído más, las
infraestructuras, conservando en escasas ocasiones el conjunto.
Majaelrayo
Un lugar donde mi GPS dibuja caras en vez de coordenadas,
pueblitos parados en el tiempo, sencillos y humildes, morenos ¡Luminosos y brillantes! Su excepcional patrimonio arquitectónico es el claro
reflejo de la geología del territorio donde se asientan.
Casas levantadas con lo que mamá naturaleza nos da, pizarra,
madera, barro y paja y que bien miradas podrían ser la estampa de un cuento. Casitas de chocolate en un entorno privilegiado, tocado por la varita de Gaia y donde en vez de Gansel y Gretel hallas un sinfín de
animalitos, comunes, aunque bien podrían ser fantásticos por lo difícil que es
verlos en libertad. Yéndome del tema, en la última incursión paramos en varias ocasiones porque
se nos cruzaron ciervos y un zorrito, menos mal que las carreteras son más bien
caminos poco asfaltados e íbamos a la velocidad que la prudencia permite.
Pequeños núcleos úrbanos que afloran en los valles en la Edad Media rodeados de
abruptas montañas, que los protege a la par que los separa, dificultando su acceso. Apenas poblados, incluso alguno,
deshabitado, con una climatología dura, de montaña, de inviernos largos donde
las nevadas son frecuentes.
Dedicados a la agricultura y la ganadería, todas las edificaciones están
preparadas para las inclemencias meteorológicas. De sólidos muros, en principio, los animales y el granero se encontraban en la misma vivienda, en distintos niveles. Es curioso que las plantas que tiene solo se
adivinan una vez dentro, donde las columnas de madera sujetan el entablado que divide el espacio interior.
A mí, particularmente, me llama mucho la atención dos cosas: las vigas tochas de madera donde se encuadran las ventanas y el tejado, que cae tanto en uno de sus lados, el norte, que parecen casas de
enanitos, toca casi el suelo, cuando si la miras desde el franco sur tiene mucha más altura.
El aislamiento se mantiene hasta nuestros días llegando en
la década de los 60 a casi la despoblación de la zona y es que ¡Están
escondidos! Muchos quedaron en esqueletos de pizarra, algunos de ellos, se
ocuparon con posterioridad. Entre todos:
* Pueblos Negros: Lajas de Pizarra en muros y tejados. (Las pisadas amarillas son los Pueblos Dorados: Pizarra en tejado y muros de piedra y cuarcita)
Y cada uno tiene algo especial, hago una pequeña selección:
Sin agua ni luz pero vivos se encuentran “Matallana" un pueblito lleno de hippies o “La Vereda”, que qué decir de este otro, lo han restaurado en base al origen y es ¡¡¡Precioso!!!
Sin agua ni luz pero vivos se encuentran “Matallana" un pueblito lleno de hippies o “La Vereda”, que qué decir de este otro, lo han restaurado en base al origen y es ¡¡¡Precioso!!!
Todo él, es
belleza, salvo un ligero detallito, sus nuevos pobladores son, como explicarlo
sin ofender a nadie, a ver… los lugareños dicen que son gentes de posibles, yo
no conozco a ninguno. Fue cedido por la Junta de Castilla-La Mancha en 1977 a
la Asociación Cultural de La Vereda y la verdad es que no sé la índole de esa
asociación pero son raros, raros, nunca en espacio tan reducido me sentí más
observada. Si alguien quiere conocer este sitio tan espectacular y particular,
a falta de letreros que indiquen su dirección, este mapa es bueno para ir a
palpas jeje.
* El primer desvío a la izquierda tras la Ermita de los Enebrales lleva al Embalse de El Vado y tras pasar la presa, la pista de arena de la derecha conduce a La Vereda y Matallana
Otro ejemplo de despoblación es “Umbralejo” que en este
caso fue forzosa (las cosas de Paquito del que este blog no se ocupa) Se
encuentra en un lugar idílico, rodeado de un espeso pinar. En la actualidad han
restaurado todas las casas de forma tradicional, han recompuesto todo el pueblo
y se utiliza para realizar talleres con niños, campamentos y que todo aquel que
quiera acercarse conozca un poco más de esta ancestral cultura.
El que corrió peor suerte fue “El Vado” que quedó sumergido
bajo las aguas del embalse que guarda su nombre, y cuyo baño en temporada
estival es obligado. Al pobre no le dio tiempo de llegar a la democracia, de él
solo queda una ermita sobre una cima que vela para que nunca caiga en el olvido.
Otros, con la moda del turismo rural crecieron sin perder la
esencia: “Majaelrayo”, “Valverde de los Arroyos” o “Campillo de Ranas”, son el
ejemplo activo de este fenómeno, aunque posiblemente hicieron demasiado, tantas
casas rurales en un lugar tan recóndito, algunas tal y como se hicieron se
quedaron.
Recuerdo un tiempo en que existía un refugio de montaña en
Majaelrayo, cuantos cumples hemos festejado allí. Para llegar a él, sino tenías
coche, la carretera era tan pésima que no había autobuses de línea, desde
“Tamajón” llamábamos a un buen señor que a cambio de 500 ptas. nos acercaba en
su Land Rover y ya quedábamos para la vuelta.
En aquella época, te regalaban una casa con tal de que la
habitases. Mucho ha llovido desde entonces, ya el refugio ¡Cerró! Ya no cobija a
aquellas gentes que pintan el cielo de colores con sus cometas de parapente
alzando el vuelo desde la cumbre del Ozejón. Pero, sin embargo, pase el tiempo que pase, guardan inerte su marca: su negro color.